Casi
de un millón de años atrás, la caza y la pesca estaban firmemente
establecidas como forma de vida para los seres humanos. Este estilo de
vida significaba un gran gasto energético durante varios días por
semana, con series de pico de actividad física extenuante. El hombre
debía sobrevivir en ambientes hostiles por lo cual debía mantenerse en
buen estado físico.
La
actividad física estuvo vinculada, también, con las prácticas de
guerra. Incluso en Grecia estas costumbres fueron derivando en los
deportes conocidos hoy como Olímpicos, ya que en esa época los soldados
los utilizaban como entrenamientos y luego se fue convirtiendo en algo
competitivo; en otros momentos, la actividad física fue considerada un
privilegio del cual solo podían disfrutar la realeza.
A
finales del siglo XIX había quienes consideraban a los practicantes de
deportes como desocupados que interferían con el desarrollo de otras
actividades. A partir de 1919 se incorpora la práctica de educación
física dentro de las asignaturas educativas.
Los
requerimientos del gasto energético en los seres humanos han disminuido
durante los últimos años. Las demandas de energía metabólica de
trabajos extenuantes de antes son muchos menores hoy que en el pasado,
debido principalmente a la mecanización y automatización.
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